Correr es una de las actividades que más esfuerzo físico requieren, es un deporte que exige un importante nivel de preparación, así como un control mental que, en muchas ocasiones, es el punto determinante para que el deportista pueda llegar a completar a sus objetivos.
Prepararse para correr no solamente implica tener el cuerpo en perfecto estado, ágil, resistente y rápido, sino que también supone disponer de una capacidad mental de superación que ayude al deportista a vencer sus propias barreras, haciendo posible que pueda alcanzar su sueño, llegar a la meta en el menor tiempo posible.
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Nuestra mente, nuestra peor enemiga
Practicar un determinado deporte requiere de una preparación física exhaustiva. Entrenar el cuerpo, ponerlo en forma, conseguir que sea capaz de realizar un gran esfuerzo durante un tiempo determinado es el primer paso para conseguir la satisfacción que los deportes pueden aportar.
Pero en todo este proceso existe una enemiga encubierta que, con intención de protegernos, hace que no se consiga dar el máximo, que el esfuerzo se detenga en un momento determinado. Esa enemiga es nuestra mente. De forma natural está programada para evitarnos cualquier tipo de daño, para detener cualquier acción que podría tener consecuencias dañinas. Así, por ejemplo, cuando acercamos la mano al fuego la mente rápidamente manda un mensaje al brazo para retirarla de esa fuente de calor.
Cuando se practica running se ponen en funcionamiento órganos como el corazón, los pulmones, las piernas, etc., se genera un esfuerzo importante en todos ellos que deben ser capaces de mantener el ritmo durante un tiempo considerable. La mente detecta que esa situación puede ser fuente de peligro y trata de detener esa acción en el momento que considera que el organismo ha llegado a su límite. Ese es el punto en el cual muchos corredores abandonan las carreras, es el momento en que la mente puede más que el cuerpo.
Aprender a educar la mente, entrenarla adecuadamente para enseñarle que el organismo ha sido sometido a la preparación adecuada para que ese esfuerzo no le cause daño es un punto importantísimo antes de enfrentarse a una carrera.
Existen una serie de puntos decisivos que pueden ayudar a los corredores a entrenar su mente para conseguir la preparación global, cuerpo y mente entrenados para conseguir la mejor marca.
Pensar en positivo
En el running el pensamiento positivo es un punto vital. Cuando los deportistas se ponen sus zapatillas de deporte están dispuestos a todo, quieren comenzar la carrera y están motivados. Pero a medida que los kilómetros se acumulan en sus músculos, que la carrera avanza, el cuerpo comienza a mostrar síntomas de cansancio y la mente comienza a actuar. Aparecen pensamientos negativos del tipo “me estoy cansando antes de lo que pensaba” que tienen la consecuencia nefasta de que el corredor acabe dejando la competición.
Cuando comienzan este tipo de pensamiento negativos el rendimiento del corredor desciende considerablemente. La mejor manera de evitar esta situación es promover los pensamientos positivos.
Un truco para conseguir esta motivación positiva consiste en dividir la carrera en pequeños tramos. En lugar de ver la distancia total a recorrer como un todo, una motivación positiva muy recomendada es verla como un conjunto de pequeños fragmentos. De esta manera cada vez que se supere uno de esos fragmentos el corredor sentirá una gran satisfacción por haber conseguido superar un objetivo, reforzando la motivación positiva a medida que los kilómetros se acumulan en sus zapatillas de deporte. Además, de esta manera, la mente se convence de que la distancia a recorrer no es tan grande.
Correr visualizando la línea de meta.
Visualizar el objetivo que se quiere conseguir es una manera estupenda de motivación. Una forma de conseguirlo es seleccionar un corredor que este por delante e imaginar que en su espalda esta la línea de meta. Una vez superado ese corredor y alcanzada la primera meta imaginaria se repite el procedimiento con otro corredor. Así, poco a poco, corredor tras corredor se puede llegar a alcanzar la meta de una forma mucho más agradable, teniendo la sensación de que la carrera es más corta de lo que realmente es.
Mantener el ritmo durante la carrera
Un error que se comente de forma muy habitual es cambiar el ritmo y la velocidad cuando aparece el cansancio. Después de un rato corriendo, el cansancio hace que inconscientemente los corredores modifiquen el ritmo, reduzcan la velocidad. Para evitar es te problema lo más recomendado es realizar arranques de velocidad y aceleraciones. Un ritmo constante es lo más adecuado para completar una carrera con éxito.
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