Como en todos los ámbitos de la vida, contar con unas herramientas adecuadas es imprescindible si queremos resultados óptimos. Las herramientas que se necesitan para practicar cualquier deporte quedan definidas en la equipación necesaria. Por “equipo adecuado” debemos entender aquel que se adapte a las necesidades de cada uno. Es absurdo (además de carísimo) adquirir, por ejemplo, exactamente las mismas zapatillas que utiliza Usain Bolt o cualquier referente de élite.
¿Cuáles son tus necesidades? Recuerda utilizar gorra, gafas de sol, calentadores, calcetines compresores y otros accesorios cuando sea menester. Pero, sin lugar a dudas, la herramienta clave para todos será el calzado. ¿Qué tenemos que tener en cuenta a la hora de comprarnos unas zapatillas? La amortiguación y la talla son dos aspectos muy importantes. Una buena amortiguación nos evitará lesiones articulares, sobre todo en rodillas y tobillos (menos frecuente son las lesiones de columna, pero también hay que evitarlas en la medida de lo posible). La talla correcta evitará problemas más leves (aunque molestos) como pueden ser rozaduras, erosiones, ampollas o lesiones en las uñas; que además de ser antiestéticos, pueden ser dolorosos. Es preferible que sobre alrededor de un centímetro o centímetro y medio en la puntera para evitar este tipo de incomodidades, dependiendo del tipo de pendientes que vayamos a incluir en nuestra carrera.
Otro aspecto a tener en cuenta es nuestro peso corporal; hoy en día existen zapatillas adaptadas a cada tipo de peso. Podemos personalizar mucho más nuestra elección si tenemos en cuenta nuestro tipo de pisada (pronador, supinador o neutro). Puedes acudir a un especialista para salir de dudas y conocer mejor tus necesidades. Ante la duda, es preferible quedarse con unas zapatillas neutras.
La superficie sobre la que vamos a correr habitualmente también puede ser determinante para elegir nuestro calzado deportivo. Evidentemente, no es lo mismo correr sobre asfalto que hacerlo en montaña y las suelas de nuestras zapatillas deben estar preparadas para el terreno que hemos elegido, de nuevo, para optimizar el ejercicio que hacemos. Tampoco olvides qué utilidad les vas a dar a tus zapatillas. ¿Las quieres para entrenar o para competir? ¿Cuántos Kms. haces semanalmente? Si llevas tiempo corriendo y entrenando y quieres mejorar tus marcas personales (en alguna carrera popular, por ejemplo, u otro tipo de competición) puedes elegir unas zapatillas de competición. Pesan menos y podrás mejorar tu marca, pero ¡cuidado! estamos hablando de unas zapatillas que pesan menos porque también tienen menos amortiguación. Son zapatillas para días concretos y momentos puntuales; si las utilizas para tu entrenamiento habitual podrías terminar lesionándote porque no están diseñadas para ello. Son sólo de competición, recuerda. Si las quieres para entrenar, no olvides lo primero que hemos dicho: deben tener una muy buena amortiguación.
Otro aspecto que te decantará por unas u otras zapatillas puede ser la climatología. Dependiendo del calor, la humedad, que las utilices en zonas áridas o húmedas con frecuentes precipitaciones, etc. será más o menos prioritario que sean transpirables, impermeables o que tengan otras características.
Por último, y no por ello menos importante, recordad elegir también unos buenos calcetines. De poco sirve tener las zapatillas idóneas para tu ejercicio si después nos ponemos unos calcetines con costuras que nos hacen rozaduras o que son excesivamente gordos. Tus pies son fundamentales cuando se trata de correr; cuídalos.
Artículo de Macarena Moreno Arruego @Aque_88