Mi primera media Maratón.
Después de aquella primera carrera (el Cross de Guardamar de Diciembre 2014) vinieron muchas más. A finales del 2016 llevaba un par de años corriendo, y nunca había hecho más de 12km, me inscribía a carreras entre 5 y 10 km. Y en los últimos meses, como consecuencia de mi falta de constancia, las de 10 km suponían un sufrimiento.
Durante este par de años, en innumerables ocasiones me dijeron “corre una media” y yo daba muchas razones por las que no podía, me ponía a mi misma mil escusas para ni intentarlo: no tengo tiempo para entrenar tanto, con mi problemilla de corazón no debo…
Hasta que un día me enteré que se iba a hacer la I media maratón en Guardamar, y me sorprendí a mi misma diciéndome “y porque no” me hacía ilusión. Le di mil vueltas, lo hablé con mi compañera de carreras, y aunque a ella inicialmente le pareció una locura inalcanzable, le surgió la ilusión de hacerla. Nos fuimos informando de cómo se debía preparar una media maratón, como entrenar, cuánto tiempo… Pero me seguía poniendo mil escusas para no hacerlo.
Seguía con todas mis dudas acerca de si podría o no correrla, si era capaz, mis mil escusas para no hacerlo. Y a todo esto se le juntó el hecho de que llevaba dos carreras sufriendo mucho, ya que me entraba flato, y lo pasaba realmente mal para llegar a meta. Cosa que no me pasaba cuando entrenaba.
Llego el 6 de Diciembre del 2016, y por tercera vez estaba en la línea de salida del Cross de Guardamar. Fue una carrera duda porque el temido flato hizo su aparición de nuevo, lo pasé mal. Aún así conseguí llegar a la meta con una idea clara:” Esto lo voy a superar y en Marzo voy a correr la media de Guardamar”.
A la semana siguiente me propuse empezar mi entrenamiento, y así lo hice. El segundo día de entrenamiento, cuando llevaba 5 segundos corriendo, me caí (sigo sin saber cómo) y aquí empezó mi calvario. Fui encadenando una torcedura del pie, con un lumbago a la siguiente semana, seguido de ciática… No podía casi andar, el dolor se irradiaba a la pierna derecha. Y pensé “Bea se ha acabado tu sueño imposible de correr la media”
Tras un mes de fisios, médicos, masajes, antinflamatorios… el dolor remitió. Faltaba poco más de dos meses para la media, “no me da tiempo” me decía a mi misma como escusa para no hacerlo. Pero al mismo tiempo me dije, “como que no, claro que si te da tiempo”. En ese mismo momento fui al ordenador y me inscribí. Ya no había vuelta atrás.
Es cierto que para correr una media se debe seguir un estricto plan de entrenamiento, yo con toda la información que había ido recopilando, lo adapté a mi vida y mis posibilidades. Mi plan de entrenamiento consistía: dos días de gimnasio, uno o dos días de tirada corta, y un día de tirada larga. Esta última la iría alargando hasta acercarme a los 21km. Finalmente lo máximo que alargue esa tirada fueron 19 km y tarde en torno a dos horas y media. Mi objetivo: llegar a meta sin morir en el intento.
Y así fui haciéndolo y llegó la semana de la media, estaba nerviosa, estaba cagada y mi cabeza solo me decía, “Bea como te has metido en esta” cuando me preguntaban si iba a correrla yo contestaba “la salida la voy a hacer, la meta ya no lo tengo tan claro”
Cuando desperté el día 26 de Marzo del 2017, quería morirme, salir huyendo y no ir a la línea de salida. Calenté con unas amigas, y casi sin darme cuenta dieron la salida y empecé a correr. Tenía a Sonia al lado, que me daba seguridad, junto con otras personas. Formamos un grupo e íbamos cómodos, a nuestro ritmo.
Llevaba todo esquematizado en mi cabeza, son dos vueltas, y cada vuelta la tenía dividida en 6 tramos. “Vayamos tramo por tramo” pensé, y así lo fui haciendo durante la primera vuelta. En la segunda, me empezó a costar seguir el ritmo de mi grupo y acabé quedándome sola. Aquí fue, donde empezó lo realmente duro. Ahora corría contra mí misma, luchaba contra mi cabeza que no paraba de decirme “para no puedes más” Me centré en los tramos que llevaba en mi cabeza, y mi objetivo era acabar el tramo, un tramo más y después decides, me decía.
Llegué por segunda vez a la cuesta de los toboganes (1,5km de subida) pensé en abandonar, aquí acaba el tercer tramo y empezaba el más duro de los 6 tramos, el cuarto (la temida cuesta de la pinada). Pero allí estaba Ana, para darme agua y un superabrazo, que me dio ese empujón que necesitaba “Ana no puedo más” le dije” y ella me contestó “ claro que puedes Bea, ya no te queda nada” Y me dije “Bea solo te quedan tres tramos, no vas a tirar la toalla ahora, vamos que tu puedes”.
A las dos horas y veinte minutos aproximadamente, entraba en meta. Allí estaban mi hijo, mi marido, mi familia, mis amigas /os y Sonia “Nena, lo hemos conseguido” y nos fundimos en un abrazo. En ese momento me sentí poderosa, imparable, capaz de conseguir todo aquello que me proponga, increíblemente satisfecha y orgullosa de mi misma, pero sobre todo FELIZ.
Y en ese momento de subidón, de alegría inmensa tuve clara dos cosas:
– La primera, que el año que viene repetiría.
– Y la segunda, que los límites no existen, los límites están para superarlos, y la única persona capaz de marcarte algún límite eres tú y tu cuerpo.
“NUNCA permitáis que NADA ni NADIE os diga que no podéis hacer algo, no le discutáis, simplemente hacerlo”
26 Marzo del 2017
MI PRIMERA MEDIA MARATÓN RETO CONSEGUIDO
Los límites no existen, los límites se los pone cada uno.
Hoy he terminado mi primera media maratón, algo impensable hace un tiempo para mí. Pero hace unos meses me propuse correr la primera media maratón de mi pueblo, y me puse a trabajar y entrenar en ello, y con fuerza de voluntad y esfuerzo lo he conseguido.
Me llamaron loca cuando lo dije, hubo quien pensó que no podía y no debía, hubo quien trato de quitarme la idea de la cabeza, pero como he dicho antes mis límites los marco yo y mi cuerpo, nadie más.
Ahora mismo me siento genial, orgullosa de mi misma y agradecida a todos los que me ayudasteis y estuvisteis conmigo, aconsejándome motivándome…
Gracias y ahora a pensar en el siguiente reto
– Beatriz Garrote Mora –